30.12.09

td/034 - Carta de Enrico (primera parte)




Como escribí en el anterior post, ya ha llegado el momento de leer la carta que Enrico escribe a sus padres. Siendo ésta muy larga, he decdido dividirla en dos partes, agregando algunas notas explicativas e imágenes que nos ayuden a visualizar el relato. Un relato que representa a mi juicio un documento excepcional y que merece ser leído y difundido, a pesar de la palabra "Riservata" (confidencial) escrita a mano en la primera hoja.
Después de casi un siglo desde su redacción, llega hasta nosotros gracias a esta copia escrita a máquina probablemente por los parientes más próximos para guardar memoria de los hechos.


(Las primeras dos hojas de las cuatro que forman el documento)

Los acontecimientos relatados por el autor de esta carta ocurren antes de la trágica batalla de Caporetto. El telegrama con el cual los padres trataban de obtener ayuda para su hijo prisionero lleva la fecha de septiembre de 1917, pero en la relación del fallecimiento de su padre, presentada en td/030 - Historia de un héroe, se dice claramente que dicho Enrico, alférez de infantería, es "prisionero de guerra en Austria desde 1915". La carta se colocaría de este modo, con toda probabilidad, entre 1915 y 1917, y es enviada desde un campo de prisionía que nunca es nombrado, pero que se encontraría cerca de Linz, ciudad de donde le llegan las cajas de licores.
Investigando un poco en la red, averiguo que los principales campos presentes en la zona son los de Mauthausen, Katzenau, Wegscheid y Marchtrenk.

Algunos de estos sitios se hicieron tristemente famosos unos años más tarde (por ejemplo el de Mauthausen - véase también td/028 - Listón de Mauthausen), pero no hay que hacer confusión entre los campos de prisionía de la primera guerra mundial y los de exterminio de la segunda. Mientras en la guerra de 1915/18 los campos acogían en su mayoría a soldados y oficiales capturados en acciones bélicas, en la segunda guerra mundial se trataba literalmente de mataderos disfrazados de campos de trabajo, estudiados en la mesa con el fin de eliminar físicamente determinadas fajas de población civil (judíos, opositores políticos, gitanos, homosexuales...).
En los campos militares además, existía una especie de código de honor, se conservaban los grados y no faltaba cierto rígido respeto entre los prisioneros y sus vigilantes.
A través de la intercesión de la Cruz Roja se podían establecer contactos con las familias en el país de origen y recibir alimentos y noticias.

Enrico en su carta da las gracias por los paquetes recibidos y escribe que antes de su llegada al campo "hubo una pestilencia en la que murieron unos ocho o diez mil serbios". Este es un buen indicio para poder llegar a descubrir en qué campo se encontraba, incluso sin movernos del pc.

El de Katzenau podríamos excluirlo a priori, ya que estaba destinado a la población civil deportada de las regiones cercanas al frente y sospechosa de colaborar con el enemigo (un pretexto cualquiera para quitar de en medio a personas molestas). Parece que anteriormente hospedó también prisioneros de guerra rusos, diezmados por una epidemia de tifus, pero fue cerrado en 1917 y los prisioneros fueron trasladados a otros sitios. (wikipedia.it).
Wegscheid no se hallaba muy lejos de Linz, y ahí también fueron internados muchos italianos, pero se encontraba en suelo alemán.
Marchtrenk: aquí resultan recluídos cerca de 25.000 militares italianos y aún hoy incluye un cementerio de guerra en el cual están enterrados 1.453 italianos que nunca volvieron a sus casas, además de hombres de otras nacionalidades entre las cuales sin embargo sólo se encuentran 11 serbios (fuente: el sitio de la A.N.A. - Asociación Nacional Alpinos).
Sólo nos queda Mauthausen, donde está documentada la presencia de prisioneros rusos y se hace mención (aquí) de las precarias condiciones de salud a causa del tifus.

De todos modos, para comprender este documento no es imprescindible conocer con exactitud el nombre del lugar. Podría tratarse de uno cualquiera de los cuatro mencionados, u otro más. Lo que cuenta es el testimonio en sí y las vicisitudes de estos hombres que se encontraron a su pesar en situaciones extremas como la que vamos a leer.
Así que no voy a alargarme más y os dejo a la lectura de la primera parte de esta carta. La segunda (y última) será publicada en breve en otro post del Trastero.

(escrito a mano) Copiado de la carta de Enrico
Confidencial

"Queridos padres


Aprovecho de la repatriación de mi compañero para daros libremente un informe sobre el hecho de mi captura. Fuimos hechos prisioneros 3 oficiales y 119 soldados de los cuales muchos del Cuerpo de Ingenieros, que nada tenían en común con nosotros. Así es como ocurrieron los hechos.

Eran las primeras luces del día y estábamos en cadena esperando la orden de ataque. Más adelante estaba otra unidad en acción. De repente yo escuché unos gritos de los nuestros que decían:" se rinden se rinden." Eran austríacos que se rendían.
Muchos soldados se lanzaron hacia adelante para cogerlos y como otros empujados por el ejemplo también iban corriendo, nosotros gritamos que no se movieran.
Pero al mismo tiempo se oyeron gritos de " traición - traición - traición - se rinden" y comenzó por parte del enemigo un fuego de fusilería infernal que nos embistió desde todos los lados.

Miré hacia el lugar de donde procedían los gritos y vi a los nuestros que agitaban las gorras y avanzaban agachados sin el fusil, hacia el enemigo.
Enseguida entendí.
Grité lo que pude de no moverse, de coger el fusil y disparar. Fuera el estruendo o que no quisieran obedecer, aquellos siguieron avanzando. Tenía el mosquete y disparé hacia ellos dos o tres veces, sin tener más balas, ya que antes también había disparado al enemigo. 
Mientras estaba recargando, unos austríacos, aparecidos de repente delante mía, me apuntaron a unos tres metros de distancia, otros gritando en húngaro me aferraron desde atrás; (nos habían rodeado) aún no he entendido como ocurrieron los hechos, ya que no tuve el tiempo de pensar, que me encontré desarmado, empujado, golpeado y agarrado por muchos. Uno, gritándome a la cara me apuntaba con la bayoneta a la garganta, otros gritando como locos me apoyaban el fusil al pecho haciendo el acto de traspasarme o disparar.
Estaba desarmado, por la Patria estaba perdido.

Todo esto ocurrió en pocos instantes, Desde la primera alarma a mi captura, habrán pasado quizás unos treinta segundos. Ha sido algo fulmíneo. No pude ver a mis compañeros o a los soldados. Todo era una refriega, una confusión de voces, de quejidos, de gritos infernales.
Que diferencia, entre tan rápida acción y el extenuante trabajo, diurno que hace a los hombres más vulnerables en aquellas horas nocturnas durante las cuales el espíritu debe de estar despierto y solícito para poder rápidamente dominar y superar los acontecimientos imprevistos y adversos.
Por contrario todo el día sedientos como perros trabajábamos en las trincheras, y por la noche teníamos que quedar despiertos a la espera de sorpresas; luego, la mayoría de las veces, corríamos al ataque.
Y así fue aquella noche donde entre la oscuridad, la confusión, los gritos, tuvimos que mirar a un lado y al otro y entre el silbido de las balas, nosotros también tuvimos que gritar desesperadamente unas órdenes no oídas o desatendidas. ¡Y encima la traición! 
Así que se ponga en nuestro lugar el que quiera juzgarnos.
Además, si se nos da una máquina que no obedece, ¿qué responsabilidad podemos tener nosotros si no funciona?

Muchas veces en estos meses me he preguntado si la breve acción tan fulminantemente llevada a cabo hubiera podido gracias a nuestra acción tener otro epílogo, pero siempre llegué a la conclusión de que también a causa de la proximidad del enemigo, no tenía que ocurrir de otro modo. 

Sin duda, por lo que se refiere a mí personalmente, podría también no estar aquí, si como otros hicieron en otras ocasiones, me hubiera retirado recién divisado el peligro.
Pero yo traté de mantener recogidos y hacer luchar a mis soldados y en el caso morir con ellos. Si sigo vivo lo estoy por milagro.

Queridos padres, os doy las gracias por los paquetes que me enviáis. Ahora va mejor. Pero en los primeros meses, ¡qué hambre pasamos!

Nuestro campo, como os dije, está rodeado por un doble reticulado, bien iluminado por la noche así que es inútil intentar la fuga, también por los numerosos sentinelas que lo controlan.
Más adelante, ¡quién sabe!



(prisioneros italianos de la primera guerra mundial en el campo de Mauthausen) enlace

Por lo que se refiere al intento de fuga a través de un túnel, así es como obramos.
Ahora os puedo explicar largo y detenidamente. Empezamos a trabajar el 1 de diciembre y se calculó acabar por mayo. En principio éramos tres oficiales. El primer día movimos en una habitación un armario y en su lugar con la navaja cortamos en el suelo un agujero de 40x60 entonces atacamos la tierra que conforme se extraía ibamos sacando por la noche de la habitación con escupideras y después con cubos, ocultandolos bajo la capa. Malditos sean aquellos cubos que arrancaban los brazos. Pero así no se podía seguir. Era imposible.
Hay que decir que nuestras barracas, con el piso tan lejos del suelo, distantes unos treinta metros de los reticulados, se prestaban bien para una galería hacia el exterior.

 Abajo, un fotograma de la película "La gran evasión" con Steve McQueen

Despuès de unos diez días habíamos hecho un pequeño pozo que podía albergar a dos personas. Pensamos excavar unos pasillos o pasarelas bajo las barracas echando la tierra hacia los lados para preparar la excavación que recibiría la tierra de la proyectada galería de fuga. Tras dos meses de trabajo nos dimos cuenta que encima de nosotros, pero de lado, se iba comenzando un trabajo similar al nuestro. Hicimos entonces la broma de llevar bajo la nueva escotilla la tierra que nosotros íbamos excavando y los desconocidos compañeros entonces se la llevaron. Finalmente consiguieron quitarla toda. Enorme fue su asombro cuando nos vieron y admiraron el trabajo cumplido. Tengo que decir que por supuesto trabajamos de rodillas. Los nuevos llegados eran cuatro; los aceptamos con nosotros y seguimos con la obra, guardando un registro de turnos para los siete."

(sigue aquí...)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante historia, al igual que el blog en sí mismo. Acabo de descubrirlo a raíz de un comentario sobre urbanizaciones en un diario (en concreto, sobre la afortunadamente fallida que había proyectada en Santa Fe, en la zona aledaña al Parque Periurbano de la Dehesa de Santa Fe), y me ha encantado. Voy a ir profundizando en las entradas, aunque la impresión que me ha transmitido es inmejorable.

Un saludo.

Werner Maresta dijo...

Hola.
Me alegra que el blog te guste.
Me alegra también saber que aquel proyecto de urbanizaciòn fracasara, aunque no recuerdo cual fue mi comentario. Seguro que algo cortante, jeje...
Saludos,
W.

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